miércoles, 5 de septiembre de 2012

DIAY, ¡SI ES QUE SOIS MUY TUANIS!


     Es extraño marcharse, dejar atrás un lugar.
Darse cuenta de que apenas 10 meses son suficientes para crear buenos recuerdos; muy buenos.
Cuando uno se va de casa, sabe que más tarde o más temprano, volverá. Sin embargo, cuando crear un nuevo hogar, unas nuevas costumbres, unos nuevos amigos en otros lugar, cuando sabes que es pasajero, que algún día terminará… que hoy termina, es más duro.
Es duro porque es bonito, ¡porque ustedes lo han hecho duro! Si no fuese porque me hicisteis feliz, ahora no estaría triste. Por eso, gracias.

Gracias a Alberth por sus bailes, a Jeremy por sus carcajadas, a Carol por no matarme, a Kim… por TODO.

Gracias a la indignación de Sama y Suy, a las cervezas de César.

Gracias a Inma por acompañarnos en tantas aventuras.

Gracias a Marlon, Maikol y Dyan por lo momentos en Moravia.

Gracias a Chino por apreciar mi pisto, a Kerri por tantas cosas y a Jefri por ser Jefri.

Gracias a tanta gente que ni siquiera leerá esto…

El avión ya despega. Mientras la ciudad se hace más pequeña, mis recuerdos se van haciendo más grandes. Me asomo a la ventanilla e intento buscar donde está MI CASA… pero todo está cubierto de un color rojo oscuro. Sin dudarlo, pulso el botón para llamar a la azafata.

    - Perdone, ¿sería tan amable de prestarme un poco de aguja e hilo?


Gracias a ti, mi mitad, porque sin ti ni siquiera podría dedicar esto a todos estos ticos que tantos recuerdos me han regalado para mi vuelta. Te espero en Berlín.



                               Foto: Marta Sánchez Fdez

jueves, 26 de julio de 2012

UNA HISTORIA MACABRAMENTE SENTIMENTAL


Todas las mañanas, cuando sale de casa, Antonio, el guarda, le pregunta: ¿Qué tal va? Esa mañana la miró extrañado y le preguntó: ¿No te falta algo? Con un ademán de no saber a qué se refería salió con prisa de casa. Al doblar la esquina, Jesús, siquirreño* seguidor de la selección española, le preguntó con la misma cara de extrañeza que Antonio: Te noto rara, ¿no te falta algo? Enfadada por la insistencia siguió su camino hasta el hombre que vendía tomates. Cuando le pidió 3 kg. por 1000 colones, el hombre, desafiante, le dijo: ¿Para qué los quieres? Extrañada por la pregunta contestó sin pensar: Para rallarlos y untarlos en pan tostado. ¿Cómo piensas rayarlos con un solo brazo? ¿Cóoooomo? respondió estupefacta al tiempo que se miraba el brazo izquierdo, mejor dicho, miraba donde debía estar su brazo izquierdo pues el hombre que vendía tomates tenía razón, ahí no había nada salvo un geiser sanguíneo que le golpeó en la cara; miró hacia atrás y vio que todo el camino que había recorrido estaba salpicado con su sangre.

Caminaba rápido tratando de no pensar en el muñón sangrante de su brazo, aunque en el fondo sabía que no sería lo único que le faltaría. Al llegar al mercado la gente se le quedaba mirándola como si de un mutante se tratara: los hombres se fijaban en ella con asco, los padres tapaban los ojos a sus hijos y las mujeres bajaban la mirada disimulando su aprensión; aún así, todos y cada uno de ellos acabaron bañados por el líquido rojizo. Ella se daba cuenta, sin embargo se había empeñado en cocinar olla de carne así que, ignorando la expresión atónita del frutero cuando la hemoglobina le mojó el bigote, le pidió chile panameño, tiquisque, yuca y ñame*. Al contrario que en otras ocasiones, el hombre la despachó tan rápido como pudo y además no le regaló ninguna fruta. Avergonzada y resignada salió del mercado escondiéndose entre las sombras de las callejuelas para evitar las miradas acusadoras. A mitad de camino se sentía agotada pero ¿qué podía hacer si solo tenía la pierna derecha? Se sentó en medio de su propia sangre para coger aire y hasta eso le resultaba difícil ya que sólo contaba con un orificio nasal, lo bueno es que solamente tenía que llenar un pulmón. Al llegar a casa Antonio, que extrañamente llevaba puesto un impermeable, ni la miró, y ella se arrepintió de todas las tortillas de patata que le había preparado durante ese año.

Con el portátil bajo el brazo se acercó al bar “Un lugar”, una Pilsen le ayudaría a cicatrizar las heridas. Cuando se la terminó sus heridas habían dejado de salpicar, sin embargo una enorme nostalgia le invadía el cuerpo (lo que quedaba de él), por lo que decidió pedir otra cerveza, esta vez acompañada por unos nachos. Cuando se lo sirvieron se conectó a Internet, y en seguida, recibió una llamada por Skype. Descolgó impaciente y mientras se llevaba a la boca unos nachos con natillita (y algunos coágulos resecos) contuvo la respiración esperando a que cargara la webcam de su interlocutor. Entonces se le saltaron las lágrimas: ahí, en su pantalla, estaba la mitad que le faltaba.




*De Siquirres: precioso lugar en el Caribe de Costa Rica.
*Raíces imprescindibles para una buena olla de carne.

sábado, 2 de junio de 2012

ECUADOR-PERÚ-BOLIVIA

*SEGUNDA PARTE: Iquitos.
Ruta seguida: Huaraz-Lima-Iquitos.


Hace seis años marqué un lugar en mi mapa mundi.

A Iquitos no se puede llegar en coche. A Iquitos solo se puede llegar en coche. A Iquitos solo se puede acceder por aire o por mar. Y al Gobierno no le interesa volar ni navegar.
En Iquitos hay naúfragos. Algunos viven en la ciudad, otros en la jungla. En la época de lluvias, cuando el río crece, sus casas de madera se convierten en islas que flotan alejándose unas de otras. Los perros mueren de hambre en las ramas de los árboles, los cultivos mueren ahogados bajo las aguas del río, pero los naúfragos saben pescar. Hay cuatro meses en los que la lluvia cesa, entonces las casitas de madera quedan varadas en el fango y sus habitantes caminan hasta el mercado para vender lo cultivado.
En Iquitos hay turistas, algunos están de paso, otros se quedan a vivir. Los primeros pagan por hacer tours a la jungla, por practicar el ritual de la ayahuasca o por navegar en el Amazonas. Los segundos montan hostales y restaurantes para los primeros, les preparan shows callejeros o les venden pulseras o pendientes. Ambos caminan en tierra firme.

Ayer marqué un lugar en mi memoria.

*Para el sensei que me indicó donde quedaba Iquitos.


                                                                                      Foto: Marta Sánchez Fernández.

martes, 29 de mayo de 2012

ECUADOR-PERÚ-BOLIVIA

*SEGUNDA PARTE: Huaraz, su tesoro.
Ruta seguida: Loja-Piura-Trujillo-Huaraz.    


A un lado, la cordillera blanca: inmensas montañas picudas cubiertas de nieve. Al otro lado, la cordillera negra: escarpadas montañas rocosas salpicadas de matas de hierba. En medio de ese paisaje, uno se siente que le falta el aliento, aunque tal vez sea por la dura subida hasta allí.
     Pero estas montañas no son únicamente admiradas por amantes de la naturaleza, pues en ellas se esconde un tesoro. Tras este, como ocurre siempre, se cruzan distintos intereses.
     "Uuuh, sí, sí... bajo esas montañas hay mucho, mucho oro... y plata, también hay plata". Techi, guía turística de Huaraz, habla de la existencia de la mina Pierina. Esta es explotada por la empresa canadiense Barrick,  quien en 2011 sacó 152.000 onzas de oro. Su concesión es, en principio, hasta 2018. "Sí, ellos sacan mucho oro. Abren la montaña, sin importarles dañar el paisaje, solo para llevarse el oro. Pero claro, como el gobierno lo permite...". La empresa suele traer a sus propios trabajadores, aunque es para las labores más duras cuando contrata a los nacionales. Así, cientos de peruanos de los pueblos aledaños, se dirigen cada día, mascando coca, hasta el interior de la montaña.
     Tomás, ingeniero de minas de Puno, tiene una opinión bastante distinta. "Sí, toda la cordillera de los andes está repleta de oro. Como nosotros no tenemos los recursos técnicos necesarios, son las empresas extranjeras quienes invierten en las explotaciones mineras." Para Tomás, estas explotaciones traen beneficios para el país, pues generan muchos puestos de trabajo.
     Lo que es innegable es que la fiebre del oro no se cura con el tiempo. Es inevitable remontarse 500 años atrás, cuando el oro explotado por manos andinas era enviado fuera del país a bolsillos extranjeros. Sea que no ha cambiado nada, sea que ahora sí aporte un beneficio para los países "del oro", lo que está claro es que como dice Eduardo Galeano en Las venas abiertas de Ámerica Latina, "su riqueza les hace pobres".

                                                                               Foto: Marta Sánchez Fernández.

viernes, 11 de mayo de 2012

ECUADOR-PERÚ-BOLIVIA.

PRIMERA PARTE: Ecuador.

Ruta: Quito-Esmeraldas-Otavalo-Avenida de los Volcanes (Cotopaxi, Latacunga, Tungurahua, Baños, Riobamba, Alausí)-Cuenca-Loja-Piura (ya en Perú).

Ha sido una semana de muchas horas a cuatro ruedas (autobus). Esta forma de viajar nos ha permitido descubrir la gran variedad de paisajes que Ecuador ofrece.
La costa de Esmeraldas, zona afroecuatoriana dedicada a la pesca, con frondosa vegetación (de ahí su nombre), gente abierta y acogedora, con una sabrosa gastronomía a base de coco y mariscos.
El interior del país, una línea volcánica que va de Norte a Sur, atravesando pequeños pueblos de campesinos indígenas con curiosos mercados de animales y vendedores ambulantes en los autobuses (desde plátano frito hasta colecciones infantiles de DVDs). Los Andes ecuatorianos guardan diferentes lenguas, entre ellas el castellanos y el quichua, y distinotos trajes tradicionales cada uno con sus colores característicos.
La selva, que no pudimos visitar, es el tercero de los paisajes ecuatorianos.
Por último, ciudades coloniales como Quito o Cuenca donde visitar antiguas iglesias, pasear por hermosas callejuelas de colores o formar parte de la vida diaria en sus plazas.
La mayoría de los turistas con los que nos topamos han sido ecuatorianos. Que un país potencie el turismo no sólo de fronteras para afuera sino cuidando también al nacional, se agradece. Los alojamientos, casas de comidas y demás comercios no tienen diferentes precios dependiendo de la nacioinalidad, tampoco diferente trato.
La amabilidad del ecuatoriano forma parte de su caracter, no es usada como fuente de ingreso sino que nace de la naturalidad.

*Dedicada a todos los ecuatorianos que nos alegraron el camino; a Teresa por su acogida, sus cereales y las Pielsener en la plaza; a Jasmin y su familia por hacernos sentir como en casa; y a "Yoryi" por enseñarnos a pescar almejas.

martes, 28 de febrero de 2012

DESCUBRA EL TERCER MUNDO CON VIAJES DE PRIMERA (Segunda parte)

Un grito de terror despierta a los huéspedes. Es el matrimonio Tres; acaba de descubrir que no hay agua caliente. Mientras, el matrimonio Dos ya se está vistiendo: pantalones caquis con muchos bolsillos repletos de barritas energéticas, camisa a juego con fibra anti mosquitos, botas de piel marrón hi-tec  no-water supertranspi  tracción a los dos pies y, la gorra de VIAJES DE PRIMERA. Para evitar ostentaciones, el matrimonio Uno ha optado por vestirse únicamente con un taparrabos.
Para el entrenamiento de hoy, incursión en la selva, un nuevo guía les espera  en la entrada de la cabaña.  Va vestido con taparrabos y porta un machete . En sus mejillas lleva pintadas dos rayas negras, el resto del cuerpo tiene un color de tonos anaranjados con marcas de dedos, como si de un maquillaje mal repartido se tratara.
              -          Unga, unga – les saluda.
-          ¿Pero este quién es? ¿Qué haces así? – pregunta el matrimonio Tres.
-          ¿Pero no lo ves? ¡Es un tercermundista! – dice el matrimonio Uno buscando el diccionario en la mochila-  creo que está tratando de saludarnos. ¡Unga, unga a ti también!
-          ¿Pero no ves que es el mismo guía de ayer? ¡Si ni siquiera se ha molestado en taparse el tatuaje de la pierna!
Al grito de ¡Alaburié! el matrimonio Uno le sigue emocionado, el Dos ya se ha puesto en cabeza y el Tres se resigna, y les sigue también.  
Después de una hora de caminata entre la selva, empiezan las primeras quejas. El calor y la humedad se hacen insoportables, y es que el invernadero que VIAJES DE PRIMERA ha instalado en el jardín, logra reproducir el clima tropical a la perfección.
-          Ñam, ñam – dice el guía señalando el suelo y sacando un taper de la bolsa.
El matrimonio Dos, vaciando media mochila, extiende un mantel de cuadros rojos y blancos sobre el que coloca todo tipo de utensilios: una navaja multiusos, vasos y platos de aluminio, un camping gas, una cantimplora…
-          ¡Uy, qué mono el mantel!
-          Gracias, le tenemos mucho cariño, es un recuerdo de nuestro  tercer viaje a Zimbawe. Es que allí es muy típico irse de picnic- cuenta el matrimonio Dos.
-          ¿Otra vez arroz?- interrumpe el matrimonio Tres.
El día en la selva ha sido duro. La caminata, el calor, la comida y los animales salvajes, ha supuesto toda una aventura para los tres matrimonios que ahora duermen plácidamente. Sin embargo, la tranquilidad de la noche se ve alterada por una serie de acontecimientos.
El matrimonio Uno, dando vueltas en la cama, se preocupa por una picadura que se ha descubierto en la pierna. Se rasca compulsivamente. Se quita el edredón. Se pone la mano en la frente. Exclama:
-          Definitivamente, tengo malaria.
El matrimonio Dos grita desconsolado por el dolor. Se incorpora, saca las botas nuevas de debajo de la cama, las lanza con furia contra la pared y mirándose con pena a los pies, grita:
-          Mierda, ¡las tenía que haber comprado con anti-ampollin!
El matrimonio Tres, alarmado por los gritos, se despierta. Al comprobar que su cuerpo está intacto, no tiene picaduras, ni rozaduras, ni fiebres,  protesta:
-          ¡Yo no he pagado una pasta para que me tomen el pelo! ¿Cómo voy a volver del tercer mundo sin dengue, fiebres tifoideas o cólera? ¡Esto es un timo! ¡Exijo que me devuelvan mi dinero!
El matrimonio Tres, erigiéndose como líder de la revuelta, coge el teléfono de emergencia de la cabaña y exige a la centralita que se presente de inmediato el director. Desde centralita, intentan calmarles, pero todos sus esfuerzos son en vano. A la media hora, el director se presenta en la cabaña.
-          Que no, que no, que exijo que se nos mande un helicóptero para sacarnos de aquí ahora mismo. Así no podemos estar ni un minuto más.
-          ¡Yo no puedo dar ni un paso! ¡Tengo ampollas por todos lados!
-          No podéis dejarnos en estas condiciones. ¡Y más con el dinero que hemos pagado! ¿Qué clase de agencia es esta? ¡Esto es indignante!
-          ¡Ay, que malaria! ¡Me desmayo!
El director, sin poder controlar la situación, decide ceder ante la insistencia del matrimonio Tres y las quejas del matrimonio Uno y Dos.
A los pocos minutos, un helicóptero aterriza frente a la cabaña.
-          Como en casa… - dice mientras se reclina en el asiento de cuero, sujetando una copa de cava- ya me siento mucho mejor.


Foto: Marta Sánchez Fernández

jueves, 23 de febrero de 2012

DESCUBRA EL TERCER MUNDO CON VIAJES DE PRIMERA (Parte I).

Descubra el tercer mundo.
¿Quiere vivir nuevas experiencias? VIAJES DE PRIMERA le ofrece una aventura inolvidable: un exclusivo viaje al tercer mundo. Usted puede ser el privilegiado que disfrute de quince días viviendo como ellos. No desaproveche esta oportunidad única. La aventura le espera, ¿se atreve?”

-        Pues yo estoy nerviosísima –comenta el matrimonio Uno.
-        Nosotros es que ya hemos hecho muchísimos viajes de aventura, ¡nos encantan!–se apresura a responder el matrimonio Dos.
-         Bueno, yo solo espero que seamos únicamente nosotros seis, el anuncio decía claramente “exclusivo” –dice con el ceño fruncido el matrimonio Tres.

La conversación es interrumpida por la apertura de la verja negra frente a la que se encuentran. Esta se abre lentamente, dejando ver una impoluta limusina y parte de lo que se intuye como una finca inmensa y lujosa. Un hombre de traje oscuro y pelo engominado les da una educada bienvenida y les invita a subir para conducirlos hasta una enorme mansión de color crema, escalada por enredaderas y preciosas buganvillas. Durante el camino los tres matrimonios disfrutan satisfechos del hermoso jardín escrupulosamente recortado por el que atraviesan. Tras pasar por la majestuosa entrada, caminan lentamente por un largo pasillo. Los tres matrimonios se detienen curiosamente observando cada detalle que encuentran a uno y otro lado del pasillo: cuadros, piezas antiguas que reposan dentro de una vitrina, lámparas doradas… hasta detenerse frente a una puerta que dice “sala de bienvenida”. Dentro de la habitación, los invitados son recibidos con grandes bandejas de canapés y aperitivos varios de la mejor calidad. Una botella de cava se enfría en una cubitera en el centro de la mesa.
-        Pero no se queden ahí, siéntense por favor.

Aturdidos, pero con una gran sonrisa de aprobación, las tres parejas se sientan cómodamente en los grandes butacones de madera de roble.
-        Es de la mejor calidad, traída directamente de Brasil, del corazón de la Amazonia.- explica orgulloso el director de VIAJES DE PRIMERA.

Este comienza a explicarles en qué consiste exactamente el “entrenamiento”.
-        …recuerden que la finalidad de estos tres días es la de prepararles para su viaje al tercer mundo. Esto no significa que su seguridad en la cabaña no esté garantizada…
-        ¿Cabaña? Querrá decir hotel… -interrumpe el matrimonio Tres.
-        Tienen que olvidarse de encontrar hoteles en el tercer mundo –advierte educadamente el Director -. Les decía que por precaución, nos hemos encargado de instalar un teléfono en la entrada de la cabaña con línea directa a nuestra centralita, por si tuvieran cualquier percance. Y ahora permítanme presentarles a quien será su guía en esta experiencia. Hagan el favor de seguirle, él les conducirá al alojamiento para que se acomoden. Ahora si me disculpan

El director se aleja dejando a los tres matrimonios con el guía, un hombre de unos 38 años, uniformado con ropa de marca Quechua. Bajo el pantalón de lino beig, asoma un tatuaje tribal que ocupa todo su gemelo derecho.
Tras embadurnarse de crema protectora, spray antimosquitos y colocarse las gorras con el logo de VIAJES DE PRIMERA, salen en fila india por la puerta trasera de la mansión. El paisaje cambia completamente, en vez de jardín recortado, ante ellos se extiende una enorme selva frondosa y húmeda. Esta vez el transporte es en burro.
-        Qué preciosidad de animales –dice el matrimonio Uno acariciando el hocico de uno de los burros-¿qué son?
-        Llamas –contesta el matrimonio Dos –son muy típicos de estos lugares.

El guía les muestra la cabaña, una construcción de barro y paja, pequeña y con lo indispensable: cocina, baño y un dormitorio con tres camas dobles.
-        ¿Y aquí es donde tenemos que dormir? –protesta el matrimonio Tres –yo no he pagado una millonada para compartir habitación. ¡Ni que fuéramos cerdos!
-        Pobres…-dice el matrimonio Uno –nosotros solo tendremos que vivir aquí por unos días, pero ellos…¡figúrate! y sin vitrocerámica.

Tras dejar el equipaje en la cabaña, los matrimonios se encuentran de vuelta en la mansión. El Director les acomoda en la “sala de visionado”, donde se sientan frente a una enorme pantalla preparada para la proyección.
-        Bueno, ahora lo que me gustaría es que presten atención a las imágenes que les vamos a mostrar. En VIAJES DE PRIMERA, creemos que lo primero es que nuestros aventureros se familiaricen con las personas que verán por el tercer mundo.
        
Durante la proyección, el director va explicando una a una las diapositivas. En ellas van apareciendo hombres, mujeres y niños que, cubiertos exclusivamente con un taparrabos, posan en distintas escenas cotidianas: cazando, cocinando, bailando,…
-        Vean –comenta deteniéndose en una de las diapositivas –éste es el típico hombre del tercer mundo. De piel bronceada por el sol, ya saben que allí no existen las cremas protectoras, y con solo una hoja a modo de taparrabos y una lanza, indispensable para la vida en la selva. Es importante señalar que estos hombres hablan el unga-dunga, dialecto de sonidos guturales. No han de preocuparse, el viaje incluye un diccionario para cada uno de ustedes, no tendrán ningún problema.
-        ¡Uy! mira cari, de esos vimos a montones en nuestro viaje a Kenya, ¿recuerdas? –dice con voz excesivamente alta el matrimonio Dos.

Las diapositivas muestran ahora distintos animales salvajes: pumas, serpientes, tigres,…
-        ¡Dios mío! Pero…¡si están fuera de sus jaulas! No sé si estaré preparada para esto…-exclama horrorizado el matrimonio Uno.

Tras la explicación, los tres matrimonios vuelven a su cabaña para descansar.
-        Estos de VIAJES DE PRIMERA parecen gente seria, ¿qué nos habrán preparado para mañana?

                                                                                        Foto: Marta Sánchez Fernández.