miércoles, 1 de febrero de 2012

EL PERRO QUE LADRA PORQUE CANTA EL GALLO

CAPÍTULO 1: "Welcome to Pueblo"
 Sin tirolinas, circuitos de aventura en todo terreno o wifi, es el tipo de sitio donde aún puede contemplarse la Costa Rica de antaño” leyeron en la guía. Decidieron ir allí.

Para llegar a Pueblo tuvieron que coger dos autobuses. El primero tardó dos horas por la carretera general. El segundo se adentraba torpemente en una camino estrecho y sin asfaltar, abriéndose paso entre plantaciones de banano y palma africana. Desde la ventana veían las filas de trabajadores que cansados, regresaban a pie a sus casas. Los pocos que por inercia alzaban la mirada hacia el autobús, reflejaban en ella el vacío de una vida marcada por la rutina.
-     Ya falta poco- les avisó el chofer.
-          Gracias. Desde allí podemos coger una barca hasta Pueblo ¿verdad?
-          Eeee…sí, sí, claro… pero…entonces ¿van a Pueblo? – preguntó extrañado.
-          Sí, pasaremos allí el fin de semana.
Tras un titubeo contestó con una sonrisa forzada.

Sentadas en la barca, observaban con curiosidad como los pasajeros terminaban de entrar, acomodándose entre los pocos espacios vacíos que quedaban entre grandes bolsas de plástico, racimos de bananos, cajas y demás utensilios desconocidos. Sin pasar por alto la presencia de dos extranjeras, murmuraban entre ellos palabras inaudibles por el ruido del motor. Las muchachas no eran conscientes de la curiosidad que despertaban entre los pasajeros, concentradas como estaban en el paisaje. Un borracho de gorra negra y pantalones rotos, fue el único en atreverse a hablar con ellas para invitarles a una cerveza a eso de las 17h. Ellas rehusaron con una sonrisa de cortesía.

Atravesaron una laguna de aguas tranquilas y oscuras, bordeada de salvaje vegetación y vigilada por caimanes que, ocultos entre la maleza, asomaban sus ojos diminutos. Y de pronto, “Welcome to Pueblo”. En lo alto del embarcadero, un rústico cartel de madera daba la bienvenida. Se sonrieron triunfalmente con el entusiasmo de los que se sienten descubridores de lugares recónditos.

No pudieron preguntar por el camino a tomar, todos habían desaparecido; en el muelle solo quedaba el borracho insistente. Para evitarle, aceleraron el paso por el primer camino que encontraron. Las ventanas cubiertas de plástico a modo de cortinas o los tejados de latón medio derruidos por el viento y la lluvia, mostraban un pueblo olvidado. Sin embargo, aún conservaba vestigios del poco turismo que llegó a tener. La pintura de vivos colores, ahora desconchada, y los dos únicos hostales, ahora cerrados, daban buena cuenta de ello.

Continuaron recorriendo el camino de arena negra buscando un lugar para dormir. El sol brillaba con fuerza; tal vez eso explicase que las calles estuviesen desiertas, sin más rastro de vida que un par de perros famélicos buscando restos de comida entre la basura acumulada a los lados de las casas. De repente, un joven de tez oscura montado en su bicicleta, se cruzó con ellas.
-          Perdona, ¿sabes dónde vive Álex el carpintero? Hemos leído que tiene un camping, ¿sabes si está abierto?.
-          No sé si estará abierto, pero puedo llevarlas hasta él.

Siguieron en silencio al chico de la bici. Dedujeron que la playa estaba cerca pues el mar era lo único que se oía.
-          Aquí es –señaló el joven- ¿por cuánto tiempo piensan quedarse?
-          Hasta el Domingo.

Tras sonreír tímidamente, montó en su bici y desapareció, dejando a las hermanas solas ante una verja oxidada de tan sólo medio metro. Al fondo de la finca, de césped sin segar y frutas caídas sin recoger, se distinguía una casa vieja y destartalada. Un hombre de unos 62 años se acercó a ellas. Tenía la tez oscura y marcada por el sol. Sonrió, mostrando un hueco oscuro en lugar de paletos.

-          Hola, soy Álex.

                                                                                     Foto: Marta Sánchez Fernández


4 comentarios:

  1. Eehm... Quiero dos cosas:

    1. MÁS.
    2. Declaración jurada de que el lugar no era tan terrorífico como ya se va intuyendo aquí que era.

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  2. Mancantao... esperamos la segunda parte :)

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  3. Por la noche subirán los caimanes a buscar carne.
    Atar bien a los perros para que no fallen y se pueda descansar al amanecer.

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  4. ROUS
    Emmmmm, ya sabemos que el nombre de Alex siempre lleva encerrado sorpresas, pero queremos más y más; esa casa parece bien chula, pero se que engaña...
    Um!

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