- Y tu ¿qué haces aquí?
- A eso lo llamo tener modales. Gregorio, me llamo Gregorio. Encantado.
- ¿Samsa?
- ¡Claro!
El salón me aburre. Busco a Gregorio, parecía majete.
- ¡Gregoriooo!
- No, yo no soy Gregorio. Gregorio está debajo del sofá.
- ¡Ah, estás aquí! ¿Qué te parece la nueva tela que le he puesto al sofá? La que estaba antes me parecía un poco hortera y, ya sabes, cuando uno llega nuevo a un sitio…le gusta darle su toque personal.
- Yo también acabo de llegar. Llevo aquí solo dos semanas.
- Pues se te ve muy desenvuelto.
Gregorio sonríe.
- ¿De qué año crees que es este periódico? –pregunta.
- ¿Qué periódico?
- El que está debajo del sofá.
- No veo ninguno.
- Sí mujer, justo debajo de la pata.
- Es que sin gafas no lo veo.
- ¡Claro, miopía! Ahora me explico lo del polvo de esta esquina.
Me sonrojo, ¡lo que me faltaba! un bicho dándome clases de limpieza. Trato de cambiar de tema.
- ¿Tienes hambre?
- Pensé que no me lo preguntarías nunca. Tu vecino ya está cocinando desde hace tiempo.
- ¿Cómo lo sabes?
- Se le han empañado los cristales.
Voy a la cocina. Abro una Imperial*, le sirvo un sorbito en la misma chapa y el resto de la botella para mi. Desde la cocina le escucho preguntarme por las hojuelas de plátano*. De vuelta al salón nos sentamos a tomar nuestro aperitivo. Le hablo pero no me escucha. Está mirando fijamente por la ventana.
-¿Qué estas…?
- ¡Sssssh!
Observo como un colibrí se posa sobre la planta roja.
- Sólo se posa una vez al día.
- ¡Dos semanas solamente y ya conoces esto mejor que yo!
- Hombre, teniendo en cuenta que arriesgo mi vida cada vez que cruzo el salón…estar atento es cuestión de supervivencia. Toda una aventura.
- ¿Aventura cruzar el salón?
El bicho se pone melancólico.
- Cada vez que asoma la fregona siento el acecho de calamares gigantes surgiendo de las profundidades, el limpia cristales…uf…¡peor que cualquiera de aquellas tormentas!
- ¿Aquellas?
- Sí hija sí, antes de bicho fui marinero, y crucé mil mares, y descubrí lugares asombrosos, y conocí sus gentes, y sus costumbres, y el mundo se redujo, y decidí reducirme yo también, y así el mundo volvió a crecer.
Dedicado a 89 decibeles, que hace del mundo un lugar más grande.
*Cerveza de San José.
*Aperitivo de plátano frito.
El mundo vuelve a crecer pero sigue siendo el mismo mundo ¿no? Pobre Gregorio. En fin, tened cuidado de no matarlo sin querer.
ResponderEliminarHay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda imaginar tu filosofía.
ResponderEliminar:) Rayuela?
ResponderEliminarTuqui.
¡hijitas mías se os está yendo algo!¿que será lo próximo?Mientras sean bichitos y no monstruos...aunque esos ya los tenéis dentro.La tía xula.Bueno,vale,la mamma
ResponderEliminar¿Pero entonces te ha gustau o no? Sabemos que eres de las que sí :)
ResponderEliminar¡pues claro!soy vuestra seguidora más fiel junto con guado¡guau!os quiero.La mamma
ResponderEliminarHamlet. Primer acto, escena quinta.
ResponderEliminar¿Las hay que no?
¿Guado? Wado.
Recomedado:89decibeles.com
Pobrecitas...solo unos dias y ya estan cazando gregorios!!!cuidaos sobrinas!!!!
ResponderEliminaraccedí,gracias a wado a g.mail
ResponderEliminarJo, perdida en plan Lost.
ResponderEliminarPor cierto, ¿cómo hacen los aulladores?
¿Y la Pichu qué?